Los mercados lo mueven los ciclos. Los ciclos están basados en la información. E información en un planeta interconectado es de hecho, lo que más abunda, demasiado ruido en demasiados canales de información.
“Algo debo estar haciendo mal, porque se me va todo el tiempo libre en formarme y decidir dónde invertir”. Seguro que este pensamiento a veces lo has tenido. Pero eso es que te estás comiendo el ruido y la sobre información. Si te informas mucho es imposible que te informes bien. Tienes que reducir la cantidad de información que consumes.
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Protegerte o aislarte?
A tan solo unos dias de que entraran en vigor una nueva oleada de tarifas impuestas unilateralmente por la administración Trump, el mundo observa con preocupación cómo la historia parece repetirse con inquietante exactitud.
La lógica que impulsa esta cruzada no es nueva. Bajo la promesa de un comercio "justo", la Casa Blanca busca frenar la deslocalización de industrias clave y revitalizar sectores estratégicos dentro del país.
El método, sin embargo, revive los temores de una política de represalias que bien podría recordar al periodo más oscuro del comercio internacional del siglo XX. El neoproteccionismo de Trump ha echado mano del instrumento más elemental y, al mismo tiempo, más peligroso: la imposición de aranceles.
México, Canadá, China y la Unión Europea han sido los principales blancos de esta ofensiva.
Las súbidas del 10% a productos chinos ya estaban en vigor desde Febrero. La respuesta de Pekín fue un mensaje lapidario desde el Ministerio de Exteriores: “Si lo que Estados Unidos quiere es guerra, estamos listos para luchar hasta el final”.
Este clima de tensión remite, inevitablemente, al año 1930, cuando Estados Unidos aprobó la ley Smoot-Hawley, una normativa que, bajo la excusa de proteger a los agricultores y empresarios nacionales, elevó de forma exponencial los impuestos a centenares de productos importados.
El resultado fue desastroso, caída del comercio global, represalias recíprocas de otros países, bancarrotas y, según algunos historiadores, una contribución decisiva al clima de aislamiento económico que precedió a la Segunda Guerra Mundial.
La historia demuestra que los aranceles rara vez han cumplido sus promesas.
La experiencia de la ley Smoot-Hawley es aleccionadora: las exportaciones e importaciones de Estados Unidos cayeron un 40% en apenas dos años, y el efecto dominó se sintió en todos los rincones del planeta. Canadá y Europa respondieron con sus propias barreras comerciales, alimentando una espiral proteccionista que ahondó en la Gran Depresión.
Hoy, las consecuencias podrían ser igualmente devastadoras.
Y en medio de todo esto, resurge una pregunta fundamental: protegerte o aislarte?